sábado, 23 de noviembre de 2013

Reflexiones en voz alta: Leyendas de águilas gigantes y el humano de Flores.

Siento haberme espaciado tanto desde mi última actualización. Terminé mi carrera (Biología) e inmediatamente empecé los estudios de postgrado, así que perdonadme si me dedico a escribir trabajos y no entradas de blog. 
"Gomennasai" (perdón en japonés)

Me gusta reflexionar y divagar sobre las distintas teorías que existen sobre la evolución humana (qué novedad) y también sobre la posición que ha tenido la comunidad científica a lo largo de la historia. Si hay algo que la caracteriza es su apariencia de pared de hormigón armado cuando aparece una nueva evidencia. Como dice un profesor mío, es "el momento de blandir los aceros". Esto es así y es necesario, si no, cualquier idea peregrina podría asentarse casi como un dogma (y no ha pasado pocas veces en la historia de la ciencia). Pero oigan, somos humanos, con todo lo que la palabra implica. 

Si es cierto lo que dicen, nos caracteriza la imaginación, la capacidad de elaborar escenarios futuros (y yo añado, pasados) a partir de experiencias no vividas. Esto es, a partir de las evidencias debemos inventar, sí, o construir si suena menos infantil, las situaciones que pudieron darse para llegar a ese punto. Pero hay algo que siempre se nos olvida y es que nuestra imaginación, en comparación con las posibilidades que tiene la naturaleza de variar, son limitadísimas. "La realidad siempre supera a la ficción".

Si queréis, pongo un ejemplo cercano: el personaje de Alien el octavo pasajero. Me refiero al diseño del personaje. Antropomorfo (esto ya es muy tendencioso) que corre a cuatro patas. Con dos pares de mandíbulas, como las morenas. Cuya maqueta se realizó sobre piezas de Rolls Royce y huesos de serpiente. Y si os gusta el "gore", cuya baba era gel de ecografías. Con esto vengo a decir, imaginación muy limitada si lo comparamos con la variabilidad biológica. Por ejemplo, las especies encontradas por el Norfanz research voyage para el estudio del océano profundo. Aquí podéis ver algunos ejemplos (mi favorito es el tiburón foca).

Y ya casi llego a donde quiero llegar: las leyendas. Me encanta (irony mode on') como se desprecian las leyendas. Y me encanta (irony mode off') cuando, permitidme la expresión, se nos hace a los científicos (paleontólogos) un "zas en toda la boca". Empiezo primero con el ejemplo del "Zas" y continúo con lo que espero que sea otro "Zas".

Y ahora me pongo chamana, me coloco el cráneo de uro, el faldón de paja, tomo el báculo y os cuento un cuento. Una antigua leyenda maorí (Nueva Zelanda) cuenta que existía una bestia temible. De pico ganchudo, feroz y afilado. Con unas garras enormes, capaces de tomar a un niño en pleno vuelo y llevárselo por los aires a devorarlo en su guarida. Sus alas cegaban la luz del sol y hacía que los halcones huyeran. Te hokioi la llamaban y niños y adultos la temían. Bueno, pues los primeros naturalistas en 1870 (occidentales of course) no daban un duro por este ave. Además de que para empezar y según su opinión ninguna ave fósil que tenían en el registro correspondía con ésta descripción. Tiene mas delito cuando ya estaba descubierta... Resulta que lo que en 1870 daban por un buitre grande lo que era un águila capaz de alcanzar altas velocidades y de romper una pelvis con su pico. Harpagornis mooreiaquí tenéis a la bestia de leyenda. No hay que desdeñar el miedo atávico a las bestias devoradoras de hombres.

Harpagornis moorei lanzándose a por un moa.

Y de Nueva Zelanda me voy a la Isla de Flores. Resulta que en este archipiélago de islas corrían leyendas de pequeñas viejitas que bajaban a los poblados a robar comida. Pues en 2003 se descubrió el pequeño ser al que llamaron Homo floresiensis. Caracterizado por una capacidad craneal muy pequeña, no más de 400 c.c. Un tamaño de un niño de 4 años y unos pies en comparación con el resto del cuerpo muy grandes. Un Hobbit que sobrevivió en la zona hasta hace aproximadamente 13 000 años. Cuando hacía unos 40-30 mil años que los últimos Neandertales habían dado su última exhalación. Cuando ya nos habíamos olvidado de que no veníamos solos, resulta que un mini ser humano seguía dando guerra (hasta que una erupción volcánica lo mandó a hacer gárgaras). 

Mujer de Flores
Lo que vengo a decir es que la imaginación humana actúa como la formación de especies. Utiliza los elementos que ya existen y los transforma en algo diferente aunque parecido, pero es incapaz de crear cosas desde cero. De acuerdo que Harpagornis se extinguió hace unos 1400 años y que la última constancia del Homo de Flores es de unos 13 000 años, pero ahí están las leyendas y a otro lado las evidencias. Que no cunda el pánico, no seré yo quien presente expediente OVNI la próxima temporada. Pero todos tenemos en mente otras leyendas y otros descubrimientos bien recientes. 

Al fin y al cabo todos los científicos deseamos desentrañar los misterios de la vida y de la Tierra. No nos olvidemos: la ciencia es ciencia, pero la hacemos los humanos y los humanos vivimos para soñar. 

Muchas gracias por leer.













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